Caso de suicidio en Murcia

La juez ve indicios de acoso escolar a la menor que se suicidó en Murcia

El juzgado de instrucción pide al instituto que aporte la documentación original del protocolo que se siguió en el caso


En la primera viñeta aparece tranquila. “Era una niña muy feliz”, escribió Lucía. En la siguiente reflejó las risas de mofa. Y los insultos: “¡Feas, gordas, tontas!”. Los padres de esta adolescente de 13 años encontraron el cómic en su habitación de la casa de Murcia después de que se suicidara el 10 de enero. Una juez ve indicios de acoso escolar, como ya denunció la familia. Y pide a su instituto que aporte la documentación original del protocolo que se siguió en el caso.

En una hoja, sin fecha y con muñecos esquemáticos, aparecen de su puño y letra todos los fantasmas que rodearon los últimos meses de vida de la joven Lucía García Menárguez, la estudiante brillante y reservada que siempre vestía de oscuro. Los “monstruos” que la perseguían, esos que ella contó a su familia que “la insultaban, le pegaban, le daban puñetazos, le clavaban lápices, en el autobús no querían sentarse con ella”, según explicaron a este periódico sus padres en el salón de su humilde vivienda de la pedanía murciana de Aljucer al día siguiente de su entierro.

Los “monstruos”, supuestamente, son dos chicos que viven cerca de su casa y con los que compartía clase desde el colegio. El instituto Ingeniero de la Cierva, en Patiño, les expulsó varios días después de que los padres de Lucía dieran la voz de alarma sobre el supuesto maltrato a su hija, alumna de la clase B de 1º de la ESO. Los responsables del centro no consideraron que fueran acosadores. Antes y después de su muerte, el centro ha defendido que la menor no sufrió bullying, sino un episodio puntual.

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